Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
CONQUISTA Y DESCUBRIMIENTO DEL NUEVO REINO DE GRANADA



Comentario

Conclusión de urgencia


No pertenezco, de ningún modo, a ese tipo de lectores presuntuosos que, según San Isidoro Hispalense, ninguna enseñanza encuentran en la lectura de los escritores. Creo, por el contrario, que en casi todos los libros, por deficientes, o malos, que sean se halla siempre alguna instrucción, algún dato, alguna enseñanza nuevos. Así acontece con la obra de Juan Rodríguez Freyle. El carnero es, en efecto, un libro curioso, instructivo e incluso de entretenimiento, que proporciona no pocos datos nuevos y fiables acerca de la vida individual y social neogranadina en la época vivida y existida por su autor. El estilo narrativo de éste no es, sin duda, brillante ni dotado de la elegancia retórica característica de otras obras de su tiempo. Sin embargo, su prosa sencilla se muestra dotada de una singular eficacia para transmitir al lector las ideas, los sentimientos, las pasiones, las bondades y las maldades, las virtudes y los vicios que movían la acción de las personas y de la sociedad de los años finales del siglo XVI y primeros del XVII.

En ese sentido, El carnero se constituye en una prueba más de la falacia con que algunos han hablado de una supuesta siesta colonial, bajo cuyo piadoso y anodino manto nada sucedía, salvo la abnegada y paciente sumisión de todos al yugo de las autoridades y representantes de la Corona. Algo así como lo descrito en el Primero sueño de sor Juana Inés de la Cruz:



El sueño todo, en fin, lo poseía;

todo, en fin, el silencio lo ocupaba:

aun el ladrón dormía;

aun el amante no se desvelaba.



Nada más lejos de la realidad. Bajo esa aparente capa de quietud y pasividad, el mundo que ya empezaba a ser americano --es decir, realidad nueva y diferente de la española y de la amerindia, realidad mestiza en todos los aspectos-- empieza a mostrarse y a reivindicar su propia personalidad. Esta amplia y profunda operación cultural es la que El carnero apunta, y en ello reside, a mi juicio, el valor primero de esta obra singular, que hoy se edita por primera vez en España.



Jaime Delgado